viernes, 17 de junio de 2011

Caminos Fronterizos

ABSTRACT: Discurso & Sociedad, Siegfried Jäger, Entre las culturas: Caminos fronterizos en el análisis del discurso.


Afirmaciones de Siegrfied Jaeger sobre el sujeto de frontera, los discursos hegemónicos y la otredad como respuesta contrahegemónica.


  • El discurso hegemónico sobre la inmigración está forrado de racismo y cargado de nacionalismo étnico.


  • Los discursos ejercen poder y determinan los desarrollos de otros discursos.


  • El poder sobre los discursos está repartido en modos sumamente diversos. Quien tenga acceso a los medios, por ejemplo, puede condicionar más fácilmente el desarrollo discursivo e influir sobre él que alguien que sólo pueda hacer valer su voz en pequeños círculos. A través de los medios de comunicación los discursos pasan a ser convertidas en acciones y en configuraciones de la realidad.
(Campaña de Shock: Benneton)

  • La percepción generalizada acerca de un acontecimiento, no se trata únicamente, ni siquiera en primer lugar, de lo que “realmente” sucede, sino del “correspondiente significado” del suceso, de los significados, en suma, atribuidos discursivamente a los acontecimientos. “Significado” significa, en este contexto. Una percepción sobre lo mismo puede ser muy diferente, por ejemplo, entre cristianos y musulmanes.
(Campaña de Shock: Benneton)

  • Los seres humanos actúan en contextos sociales cooperativa y conflictivamente, y lo hacen en función de las redes discursivas a las que están sujetos, que en el plano histórico, van transformándose de manera gradual o veloz.


  • El mundo, visto desde el análisis del discurso, está cubierto por una red discursiva en continuo cambio, de dinámica rizomática, dentro de la cual encuentran su sitio los sujetos. Tal espacio es, a la vez, su posición de enunciación, que también puede ser llamada posición discursiva.


  • Las fronteras entre “culturas” pueden ser lingüísticas, espaciales, ideológicas y/o geográficas, y con ello pueden transcurrir de forma extremadamente diversa y emerger en diferentes estados de composición.
  • Gerhard Neumann define la cultura como “una jerarquía historizada de estructuras significativas, en cuyo marco se producen, comprenden e interpretan convulsiones, guiños, ficciones de guiños, parodias y parodias ensayadas, sin las cuales no habría nada de lo fáctico”. Opina, en relación a esto: “la cultura no es otra cosa que un “con-texto”; los cuerpos y los lenguajes proporcionan los signos que circulan por dicho contexto”. Neumann referencia en esto a Max Weber, quien habría dicho “que el ser humano es una criatura enredada en un entramado de significados tejido por ella misma; El concepto de cultura que Max Weber defiende es, en esencia, uno de carácter semiótico”.

  • Sistemas de simbolismo colectivo: es la cohesión de los discursos o bien de las culturas, como un flujo de saber en el tiempo, devenido de la cultura, su historicidad y su carácter modificable.
  • La identidad-nación como una realidad discursiva compleja, toma en cuenta que las “identidades nacionales” suelen ser imaginadas como culturalmente homogéneas. Trata de redes discursivas que pueden estar cargadas míticamente, que enfatizan especialmente relatos, orígenes y continuidades –pudiendo haber sido las tradiciones invenciones libres y los mitos fundacionales creados–, y que, además, a menudo van acompañados de la idea de verdad, pureza y procedencia.
  • El concepto de nación se ve, determinado, por la imagen o el concepto de monoculturalidad y de homogeneidad, a diferencia del entramado discursivo fáctico existente en cada caso, que puede ser representado por el menor de los grupos sociales.
(Campaña de Shock: Benetton)

  • Se ha intentado dominar la irreductible heterogeneidad en el interior de las propias sociedades a través del esbozo discursivo de identidades nacionales, que debían tornar idénticas todas las diferencias y que debían cubrir discursivamente, esto es, “normalizar”, para poder imaginar las respectivas naciones, pese a toda su heterogeneidad, como naciones homogéneas. Para las sociedades multiculturales esto significó la asimilación del extraño o su exclusión. Esto pensado desde el hecho de que todas las naciones modernas son culturalmente híbridas o, lo que es lo mismo, heterogéneas.
(Campaña de shock: Benetton)
  • En la Modernidad se pueden constatar tendencias opuestas: globalización y nacionalización. La globalización se acelera, se intensifica en el tiempo y en el espacio. Esto puede llevar a erosiones nacionales (en contra de las cuales se ejerce resistencia). Puede suceder con esto que las identidades nacionales se debiliten y, en su lugar, surjan crecientes hibridaciones (nuevas identidades de lo híbrido) (v. Hall, 1994: 209).

  • Peligros: Esta globalización se vinculan, a peligros considerables, por ejemplo: rechazos agresivos (militaristas y racistas) de procesos reales o aparentes de erosión nacional. No obstante, parece que el proceso orientado hacia la globalización no puede ser detenido. Esto es “mérito”, sobre todo, del capital, que actúa internacionalmente y que empuja a través de la venta mundial de productos y de estilos de vida hacia el uniformismo.

  • La erosión de lo nacional: La pregunta de si la idea de la nación unitaria y homogénea puede ser mantenida, equivale a responder la cuestión de si los Estados-nación (todos) continúan teniendo éxito en presentarse a sí mismos como unitarios y homogéneos. Hay una serie de indicios que evidencian la erosión de lo nacional. Hall cita tres:
  • La fascinación por la diferencia, la comerciabilidad de la etnicidad y del ser-diferente, un nuevo interés por lo local, especializaciones flexibles, marketing de nichos, etc. Lo global no sustituiría, empero, a lo local. Más bien habría que pensar en una nueva articulación de lo global y lo local. Surgirían nuevas identificaciones locales y globales.
  • La globalización se haría sentir regional y socialmente de maneras muy diversas. Afectaría especialmente a Occidente. Pero también la periferia estaría abierta a influencias occidentales. Aquí avanzaría, sin embargo, el proceso de globalización de forma más lenta. Los movimientos migratorios serían expresión de estos procesos.
  • Solución: “lo que se ofrece es un comportamiento fronterizo que trate con lo extraño sin equipararlo a lo propio o sin subordinarlo a un universal…” Se trata “de un actuar y de un pensar en la frontera”. Por lo tanto, lo propio y lo extraño no se oponen mutuamente de forma monolítica y nítidamente delimitados. El encuentro es, siempre, proceso y renovación: “la innovación… se mueve entre el orden existente y emergente. El tránsito mismo no pertenece ni al orden antiguo ni al nuevo, porque aquél ya no es válido y éste aún no rige, y un orden superior, que regulase el tránsito, estaría excluido, si los órdenes aparecen como alternativas” Bochum Bernhard Waldenfelds.


  • Este espacio es recorrido por “caminos fronterizos” que reclaman un “ethos del comportamiento fronterizo” que respete la alteridad del Otro. Waldenfelds quiere, de este modo, hurtar el carácter confrontativo al comportamiento hacia el extraño.
  • Los discursos (en sentido foucaultiano) no son cosas/estructuras/ sistemas autopoiéticos supra-humanos o, incluso, metafísicos, sino que son construidos y transmitidos por personas activas. Éstas pueden, en principio, modificar los discursos, pueden subordinarse al poder de los discursos o, por el contrario, resistirse e imponerse a ellos.


  • Identidades procesuales: La identidad nunca es algo concluido, sino que se encuentra en proceso. La “hibridización” se genera para cada persona individual, en el conjunto de la sociedad.
  • Su articulación y expansión puede generar un contrapeso frente a los discursos dominantes, evidenciando la función normalizadora y de ocultamiento de contradicciones que ejercen los símbolos colectivos.. Esto no se dirige en contra de las fábricas o de las instituciones como tales, sino que se trata de análisis que critiquen y problematicen los discursos, a través de los cuales se cuestionen las “verdades” sólo temporalmente válida.


  • La cultura occidental y capitalistamente moldeada, de ningún modo ha ganado definitivamente. La Historia no ha llegado postmodernamente a su final (Fukuyama). Las grandes narraciones, en la medida en que aún existan, han entrado en crisis. Pero existen miles de otras: se narra en contra de las grandes narraciones, también en contra de la gran narración del capital. Llamémoslas narraciones medianas, ¡o, por mí, también pequeñas! Lo importante es dejar patente que los seres humanos deben aprender a negociar los conflictos y, también, que cada uno se encuentra en la situación de involucrarse      eficazmente en estas controversias.

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