El polvo y el olor a desierto que se levanta me remiten a Nicaragua.
Las casa con buganvilias, su palo de mangos, el porche, su hamaca, el piso de azulejo y las paredes con colores chillones, limón, morado, naranja, rosa, azul.
Las pinatas, sus quesos y refrescos. El calor y su luz, . Como se rompe el cielo en la tarde, sentirse en la costa como el sueño de interpretar el ausente, son una de sus múltiples correspondencias.
Atardecer en Managua
Tehuantepec
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