En respuesta a Tamara Gonzales, articulo "Volver a la cordura" La Brújula, apartado Libre Expresión.
¿PORQUE VOLVER Y NO AVANZAR HACIA UNA NUEVA CORDURA?
Por Elyla Sinvergüenza
La historia de un pueblo y la conectividad con el ritmo cultural del mundo es el proceso que brinda legitimidad al significado de las palabras per se.
En este caso, la cordura entendida como perdida de juicio y prudencia(RAE) deja sobre expuesto la disyuntiva que enfrenta Tamara Gonzales en su llamado de atención, dislumbra lo necesario que es fijar nuestra mirada al dilema cultural en el cual el individuo se enfrenta ante la desmitificación de un dogma que desequilibra su entorno. Gracias Tamara por tomar tiempo para alzar tu voz en nombre de aquellos que están siendo agredidos por nosotros “los desobedientes”.
En nombre de ese grupo y con cierto sabor agridulce hacia la etiqueta, me declaro momentáneamente un hombre y dejo claro que renuncio a los condicionantes sociales asignados y que continúo en proceso de de-construcción, no hacia otro genero, si no hacia el gozo del cuerpo. Cuando decidí sentarme para responderte saboreé el enojo entre mis dientes apretados y corrí a buscar un chaleco de paciencia ante el ak-47 del cristianismo “el binarismo del género” como lo define Judith Butler, también para protegerme de las granadas Mk-II llenas de reglas para ejercer “el acto procreador” como lo define la Biblia con su poder magnánimo lleno de lenguaje mordaz . Cabe resaltar Tamara que mi lucha no es en principio por la diversidad sexual, si no por la diversidad humana.
Entonces… ¡Que comience esta guerra! Una guerra para amar con libertad, para recuperar la ternura, el contacto consciente, la empatía, el cariño, los abrazos, para recordar la humanidad dentro de un mundo roto donde nos individualizan hasta el alma.
El primer punto de ataque de los desobedientes es Dios, ya que la has puesto fácil con tu artículo, Dios=Amor, Dios=Amor=En algunos casos. Tu molestia no es por respeto a tu espacio, es porque no se respeta lo que Dios-dos piensa, algo que se me hace difícil de concebir en un país cristiano y socialista donde no existen radicalistas y si, es sarcasmo. Tu indignación es por la diferencia, porque el poder de tu identidad moralista te controla hasta llegar a contradecir tus ideales: “No soy homofóbica… ¡un beso sin el mas mínimo pudor!... ¿Es justo aguantar esos espectáculos?... ¿Los homosexuales iguales a los heterosexuales? ¡Esas penosas marchas!" Esto se denomina síndrome “Tira la piedra, esconde la mano” “Levanta polvo” “Doble-cara”, se me escapaba uno: “Hipocresía” según la RAE; fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan. Estos son los populares y la lista continua.
Segundo punto de ataque, ¡Tamara gana! Llamó al candidato a presidencia Fabio Gadea y como promesa de campaña venden un campo de concentración donde los homosexuales y todos los libres pensadores pudiesen hacer sus cosas en privado. Algo que vos y el alientan con mucha vehemencia, guardar esas cosas para la intimidad o para lo privado como afirma el dinosaurio Gadea.
Tengo 22 años y estoy consciente de que estas contradicciones son un espectáculo que disfrutan pocos mientras que el resto tratamos de ponernos de acuerdo y la vida se nos pasa. ¿Cómo podemos ser tan ciegos?
Tercer punto de ataque, imagínate un mundo regido por tus dogmas, te aseguro que nadie supiera en que mesa sentarse y al lado de quien, la gente se cambiaria de mesa más seguido y poco a poco reservaríamos todo el restaurante para cenar solos. ¿Este es el mundo que deseas? El bienestar social según las instituciones que rigen actualmente, llegaría al agotamiento de la vida misma, creo. Seguro que sería mejor que soportar actos homosexuales.
La metáfora de la guerra es una simple forma de expresar el poder del el lenguaje y las identidades, no me malinterpretes, con mi guerra te invito a una catarsis. Hay que tener cuidado Tamara y encontrar las formas de actuar que reducen nuestra capacidad de comunicarnos y evolucionar. Cuando se lucha por la vida misma no existe bandera que valga, queda más da. Hay que luchar contra la vergüenza, contra la apatía, contra la manipulación, contra lo deshonesto, la corrupción.
Las familias tienen un peso mayor en esta lucha por ser el núcleo de la sociedad, esperemos que existan más familias desobedientes que sepan amar y enseñar como amar, estoy seguro que padres homosexuales o lesbianas saben cómo hacerlo o por lo menos lo intentan, al igual que vos que sos una madre heterosexual. La diferencia en el desarrollo o la felicidad de las familias no recae en las opciones sexuales, si no el valor al amor, el respeto y el derecho de cambiar. No nos confundamos Tamara, los homosexuales nacen de familias heterosexuales, si esto influenciara, la homosexualidad no existiera.
En fin, el camino es en busca hacia una sociedad sin etiquetas, hacia lugares donde puedan jugar los niños, a parques sanos, a miradas cálidas y visitas espontaneas a la casa del vecino, un camino hacia una educación que no cercene la capacidad de elección, que el miedo no sea un conducto de enseñanza, a que exista la oportunidad de equivocarse sin sentirse pecador, a tener la conciencia necesaria para tomar acciones sobre nuestro propio rumbo. ¿Por qué no hacemos un llamado a esa cordura? ¿De qué cordura estamos hablando? ¿Se encuentra esta cordura obsoleta? ¿Por qué no redefinimos cordura? Apostemos a una nueva cordura, por la simple premisa que todo cambia o debería cambiar.
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